Hace unos cuantos años, poco después de conocer la Comunicación NoViolenta, escuché a alguien hablar de la importancia de practicar la gratitud. Sentí resistencia a la idea. Me surgían connotaciones moralistas, como si se refiriese la gratitud como un deber: ¿Significaba aquello que tenemos una deuda hacia la vida por todo lo que nos ha dado, y que las personas que no reconocen esa deuda fuesen personas ingratas?
Y a la vez había algo que me despertaba curiosidad. La persona que hablaba de la gratitud era una mujer mayor, con mucha experiencia de vida, alguien a quien yo respetaba bastante. Y por la manera de expresarse, me parecía que su mensaje era distinto a lo que a mí me había venido a la cabeza. Decía que practicar la gratitud nos trae felicidad. Esto era una idea nueva para mí.
Reflexioné sobre el tema, y me di cuenta de que si sustituía la palabra “gratitud” por la palabra “celebración,” entonces la idea de practicarla me atraía. Lo podía vivir no como un deber, sino como un “querer”.
Desde entonces, a lo largo de los años y gracias a la práctica de CNV, he aprendido a fijarme mucho más en cuando experimento mis necesidades como cubiertas, y a celebrarlo. Me siento más viva. Veo la vida no como algo con lo que estoy en deuda, sino como si fuera un gran baile del que yo también formo parte. Y sí, estoy más feliz.
Helen Adamson
Para mí la CNV significa una forma de viajar hacia el interior de mi corazón y poder comunicarme con él en la misma lengua. Una vez sé cómo me siento, puedo responsabilizarme y hacer algo al respecto. No siempre es fácil pero es seguro y sé que si miro dentro no me equivoco. Puedo entenderme mejor y también llegar más dentro en otros corazones que sienten. Es una conexión profunda, sincera y eso me gusta, me da esperanza.
🙂